>Marca Transparente
Cuando ser honesto no es lo normal
Cada vez es más complejo todo lo que transmite y comunica una marca. Cada vez le atribuimos mas cualidades, funciones y responsabilidades a las marcas, cada vez se esta convirtiendo más en una excusa a quien “cargar” culpas… Así escuchamos expresiones del tipo; “…Una marca es una marca.”, o “… todo por la marca.”, o “…qué no harías por mantener una marca?”, o “…lo que sea para una buena imagen de marca.” Y ya la ultima es: “… exigencias de la Marca.” Con todo este mapa de atributos que ostenta la Marca, tenemos uno, bastante recurrido últimamente, que es la transparencia. Justamente es un valor, atributo, característica que debería ser intrínseca de cualquier marca y de cualquier relación profesional. La transparencia, o sea ser honestos y honestas y no engañar. Debería ser lo “habitual” y no algo “extraordinario” y por ello resaltable y diferenciador.
La cualidad de transparente la abordaremos a dos niveles; el ético; el de fondo, y el estético; el de forma. Para el de fondo me acompaño de unos ejemplos que durante los últimos meses he ido siguiendo. La entidad de ahorro Valenciana con presencia en toda España; Bancaja, utiliza como reclamo diferenciador que no cobran los tramites, que no hay un fijo por cada transferencia que te hacen. A este “gesto” o “decisión estratégica y diferenciadora” de la entidad lo han titulado “Cero comisión”. Titulo claro, comunicativo y que posiciona tanto el servicio como al banco. Este hecho, esta “decisión” y su comunicación les hacen una marca transparente. Y hace que las usuarias y usuarios de bancos y cajas nos sintamos un poco “engañados” al ver la cantidad de euros que nos han “sacado” por cada movimiento que hemos pedido a nuestro banquero o cajero de ”confianza”. Hace que nos sintamos un poco engañados y a la vez que, gracias a la publicidad, conocemos una opción menos monopolista y más transparente. Bancaja además cuando te manda el extracto mensual de tus operaciones y cuando se comunica contigo aprovecha la ocasión para dejarte bien claro qué tramites te ha hecho a “Cero comisión”. (Como el s/c que nosotros también mostramos a nuestros clientes). Otro ejemplo de esta transparencia (o no) serian las aerolíneas de bajo coste Ryan Air, cuya promoción de regalar billetes por ir en contra de Iberia, le salió mal. Murió de éxito y no cumplió la promesa. Y en este caso no cumplir es también no ser transparente.
La transparencia estética, es la otra forma de diferenciarse. Así aparecen marcas como McDonalds que ahora se presenta con envase transparente y le añade una etiqueta a los alimentos donde te explicita los ingredientes y los aportes nutritivos de cada uno. También la marca de congelados La Sirena diseñó un envase llamado “la 2ª piel” en 1.991, en el que simple y llanamente envasaba sus productos individualmente con un plástico transparente, con el slogan sin trampa ni cartón.
Con este panorama de exaltación de la transparencia nos vemos delante de un debate que sobretodo tiene connotaciones éticas. Deberíamos plantearnos si el ser transparente debería ser obligatorio e intrínseco en cualquier tipo de relación profesional y mercantil. Deberíamos cuestionarnos si el ser transparente, o sea no engañar, en vez de ser la “rara avis” de la comunicación y los negocios debería ser la “norma avis” del consumo y así destinar la energía en crear y crecer con valor añadido y sin comisiones, en vez de resaltar justamente que “no te engañamos, robamos ni manipulamos…” Pero, también se abre un nuevo interrogante… ¿si el mercado es tan opaco, porque no resaltar que justamente Yo, soy transparente? … Mientras en la radio está sonando…”what you see is what you get”… (Lo que ves es lo que hay) debería ser siempre así… no?
>Pues sí. Así debería ser. Pero no es. En el caso de las aeorolíneas low-cost (y las otras también) el engaño es mayúsculo, con la ayuda de la preposición «desde» ofrecen unos precios irrisorios que nunca encuentras, porque entre otras cosas no llevan asociados los costes de carburante, tasas de aeropuerto, gastos de gestión, etc. con lo cual la sensación de haber encontrado un chollo de desvanece. Pero la pregunta es ¿»hasta» cuanto estás dispuesto a pagar? ¿Y «hasta» cuando soportaremos estos engaños?
Así, tú por ejemplo podrías ofrecer servicios de comunicación «desde 5 €» (el coste de coger el teléfono y responder), y estarías siendo tan transparente como ellos.
Yo como usuario-ciudadano-consumidor-cliente-target sólo espero un buen servicio y que no me engañen.