Marca Slow
Cuando lo lento es bello
“Slow”, que en castellano significa lento, no siempre ha ido asociado a algo recomendable, bueno o de calidad. Más bien se ha asociado a torpe, ultimo, descalificado, y según el diccionario de la RAE “poco vigoroso y eficaz”. En cambio desde 1.986 que el movimiento llamado Slow esta creando mas adeptos y adeptas en todo el globo, mayoritariamente en los países del 1er mundo , los países que nos inventamos el concepto “fast”.
El conocido como movimiento Slow, nació en Italia y se empezó a popularizar a aplicado a la comida; Slow food. Y a ello se atribuye el disfrutar tanto en la siembra, compra, “recolecta” de los ingredientes como en la preparación de cada plato. Tomándolo como excusa de relación y comunicación tanto con la familia como con los amigos. Es el hacer de cada paso para llegar a elaborar un plato y “CONSUMIRLO”, como un puro placer.
Así este atributo de slow va asociado a calidad, sin prisas y degustando cada sutilidad de cada cosa que hacemos en un proceso que para otros entornos es alimentarte y nada mas. Aquí no, aquí queremos disfrutar y degustar mientras nos alimentamos. A esto le suceden otros slows. Esta cualidad la podemos asociar a otros productos y negocios e incluso a una filosofía y forma de vida. De aquí que tengamos el Travel Slow; se trata de viajes literarios, en trenes donde recorres toda una escena donde vivió un escritor/a o donde surgió una historia, también entran los destinos como las Villas de la Toscana donde te ofrecen palacetes de ensueño para “quedarte” en la casa y disfrutar del “hogar”. En esta categoría están también el restaurante que ya se posicionan así como “slow” y con eso te evitan que te enfades y que seguramente pidas la hoja de reclamaciones. En estos restaurantes, que muchos te venden sus alimentos, puedes disfrutar de comida biológica, de producción limitada y de cosecha y trato artesanal y por lo tanto más manual y humano.
El paradigma de la lentitud (parodiando al best-seller “Elogio de la lentitud”) seria este pueblo Austriaco “Wagrain” que junto con otras 100 ciudades/pueblos del mundo se han unido a la liga de “Slow-Citte”. En este pueblo de os alpes austriacos se celebra anualmente la Reunión de las Sociedades para la Desaceleración del Tiempo (RSDT). Allí reivindican la lentitud, el tiempo perdido, las zonas peatonales para “PASEAR” y dejar el coche aparcado, para saludar a los vecinos y para jugar con los niños y las niñas en las plazas y parques.
Esta palabra que casi adopta la importancia y uso de “Mantra” del “nuevo” S.XXI, también se la asocia al Sexo; así estamos delante del “slow sex”que ya popularizo el cantante Sting al hacerse practicante y defensor del sexo tantrico que sin mucho tiempo es imposible de practicar. Karl Honore este periodista y escritor Canadiense que acaba de publicar el best-seller “El elogio de la lentitud” igual es el precursor de la slow literatura (¿?) que tal vez sea también victima de esta corriente para recuperar el tiempo y dejar que nos traspase.
A modo de reflexión estaría bien recuperar estos valores que están integrados en nosotros, y que sabemos detectar y disfrutar en nuestra vida “outoftheoffice”. Asociándolos a nuestra marca, empresa, equipo y así devolverlos a la sociedad. Y así “lentamente” dotar a las marcas del tantra del S.XXI que de bien seguro las diferencia.
Ya lo decía la mujer de Napoleón; “Vísteme despacio que tengo prisa”.
Gemma Cernuda-Canelles. BRANDING Ellas deciden
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